Incidencia de la inflación en la economía familiar

Habrás notado en los últimos tiempos que la inflación en la economía familiar está haciendo mella en los ahorros de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Esta situación es fruto de la descompensación entre la producción y la demanda, y en ocasiones, puede provocar importantes cambios en la forma de vida de los consumidores. En los siguientes párrafos vamos a detallar cómo puede incidir la inflación en la situación económica doméstica.

Consecuencias del aumento de precios en las economías familiares

La principal consecuencia del aumento del costo, tanto de alimentos como de las fuentes de energía, es la disminución del poder adquisitivo. Ante esta situación, muchos ciudadanos tienen dificultades para llegar a fin de mes, incluso para ahorrar. Si la situación se prolonga, muchas familias tienen que coger parte del dinero que tenían ahorrado para hacer frente a los gastos del día a día. En el último año, el porcentaje de ciudadanos que tuvieron que utilizar dinero ahorrado llegó hasta el 37%, según datos de la OCU. En ocasiones, es necesario acudir a préstamos para poder sufragar estos costes.

Cambios en las costumbres de los ciudadanos

En una situación como la actual, una gran cantidad de los consumidores tienen que cambiar algunos de sus hábitos de ocio o de alimentación debido al incremento de los precios. Veamos algunas de estas transformaciones:

Disminución en el consumo de ciertos alimentos

El consumo de alimentos frescos, como las verduras, frutas, pescados y carnes, ha experimentado una disminución durante el último año. Muchos productos considerados de primera necesidad han experimentado subidas de precios que han superado el 30% durante el último año, como es el caso de la leche. La consecuencia lógica de este incremento es una disminución del consumo. En el caso de la carne y el pescado, el gasto ha caído en más de un 30% respecto a la situación de hace un año.

Menor gasto en calefacción y electricidad

El precio del gas y de la energía eléctrica hace que muchas personas, especialmente aquellos que cuentan con menos recursos económicos, tengan que reducir el tiempo que pueden tener la calefacción encendida. Este coste de la energía se ha incrementado considerablemente desde el inicio del conflicto bélico de Ucrania. Más de un 60% de los españoles han reducido el número de horas que tienen encendida la calefacción para evitar facturas desorbitadas. Incluso edificios públicos, como algunas universidades, han decidido apagar la calefacción para disminuir el gasto.

Las familias españolas también se han visto obligadas a cuidar más algunas pequeñas costumbres cotidianas para disminuir el consumo de energía eléctrica. Conforme a los datos ofrecidos por la OCU, el 72% de los españoles suelen apagar la luz del habitáculo cuando salen de él. También se tiene más cuidado con el tiempo de carga de dispositivos móviles o tablets.

Menos gasto en complementos y ocio

Si se ha reducido el consumo en alimentos y otros productos necesarios, lógicamente tiene que disminuir el gasto en otros aspectos menos necesarios. Una gran mayoría de los consumidores españoles ha reducido los gastos en viajes, prendas de ropa y hostelería. Los compradores prefieren aprovechar ofertas o épocas de rebajas para comprar sin tener que gastar grandes sumas de dinero. Las visitas a museos y exposiciones también han sufrido una merma por la situación inflacionaria en la que estamos. Asimismo, una mayoría de los consumidores intentan coger menos el coche por el excesivo coste de los carburantes.

¿Cómo hacer frente a esta situación?

Como habrás podido comprobar, la inflación en la economía familiar ha transformado las costumbres de muchos ciudadanos, y ha puesto en aprietos a otros. Pero no olvides que siempre hay alternativas de financiación para poder salir de situaciones difíciles, como ventas de objetos que no se usan o los préstamos.