20 Junio 2024
(NAN/5)
por Redacción
Quizá en alguna ocasión hayas escuchado esta expresión. A la hora de contratar un préstamo rápido, este plazo te dará un respiro antes de comenzar a pagar las cuotas completas. En este artículo te mostramos qué es y en qué te beneficia el periodo de carencia.
Qué es un periodo de carencia de un préstamo
Es un concepto que puede aplicarse a muchos ámbitos, y lo que indica es que durante un tiempo determinado, una de las partes no tiene que cumplir con algunas de las obligaciones. En el entorno financiero, cuando solicitas un crédito, desde el primer mes tendrás que devolverlo paulatinamente hasta liquidar por completo el capital pendiente.
No obstante, un periodo de carencia cambia esa condición. En función del tipo de la que vayas a disfrutar, tus primeras cuotas se reducirán de forma importante o, incluso, pueden paralizarse durante algún tiempo.
Cuál es su duración
El tiempo durante el cual puedes beneficiarte de esta solución varía. En función de las condiciones que hayas pactado durante la contratación, la duración puede ir desde un único mes hasta un año completo o un plazo superior. Por norma general, este periodo va ligado a la duración total del crédito. De modo que una mayor duración puede ofrecerte una mayor carencia, aunque la última palabra la tendrá el contrato que firmes.
¿Qué tipos de carencia existen?
Todo dependerá del tipo de préstamo que solicites. No obstante, estos son los dos tipos de carencia más comunes:
– Carencia parcial. En esta, mientras dura el periodo de carencia del préstamo, el prestatario abona únicamente los intereses del mismo.
– Carencia total. En esta, mientras dura el periodo de carencia, el prestatario no paga ni el capital ni los intereses. Es decir, no hay cuotas mensuales.
Funcionamiento en un préstamo rápido
Normalmente, son las hipotecas los productos financieros que más aplican este periodo de gracia. No obstante, en algunos créditos las entidades financieras también pueden ofrecerte una carencia para hacer su producto más atractivo. Muchos comercios ofrecen esta posibilidad en sus ofertas, en las que te tientan a comprar algún producto y no pagarlo hasta pasado un tiempo. Se trata de una carencia, aunque la tienda lo usa como un simple gancho de venta.
En ocasiones, este periodo libre de cuotas es voluntario y solo se activa si lo solicitas. Es la opción más beneficiosa para ti, puesto que lo podrás emplear cuando realmente lo necesites.
En otros contratos, al inicio tendrás la posibilidad de pagar únicamente los intereses o parar los recibos por completo, como verás a continuación. Esto te ayudará a ahorrar durante ese periodo para que tu economía no se vea afectada. Es algo especialmente útil, sobre todo,, para reformas de viviendas, la compra de un vehículo de segunda mano o cualquier otro gasto que sea susceptible de sufrir imprevistos.
Cuando la carencia finalice, los intereses acumulados serán ligeramente más altos. Tendrás que ser consciente de que las cuotas serán más elevadas de las que venías pagando hasta ese momento.
Período de carencia de un préstamo parcial
También se conoce como de amortización. En este caso, la cantidad mensual de cada cuota se ve reducida en un porcentaje. Durante este periodo, aunque se seguirán descontando intereses, la amortización del capital será inferior o nula, en función de lo pactado. Por tanto, se alargará la duración del crédito o se aumentarán las cuotas posteriores para compensar ese tiempo.
Período de carencia de un préstamo total
Esta modalidad te hará despreocuparte por completo de las cuotas. No tendrás que abonar ningún importe mientras dure. Sin embargo, en este tiempo el capital y los intereses seguirán sin amortizarse. Al finalizar, los intereses acumulados serán más altos que con la modalidad parcial.
Cómo se calcula la carencia de un préstamo
Antes de aceptar la cláusula de esta solución, tendrás que leer la letra pequeña. En lo relativo al periodo de carencia tendrá que aparecer alguna información importante.
- El tipo. Como has visto, la exención del pago puede ser parcial o total.
- Fecha de inicio y de fin. El plazo durante el cual no estarás obligado a pagar la totalidad de las cuotas.
- Nueva fecha de vencimiento. Al alterar el abono de las cuotas, el vencimiento del crédito sufre un retraso. Este dato lo encontrarás al aceptar la nueva situación.
- Modificación de las condiciones contractuales. En función del cambio que lleves a cabo y, sobre todo si no se había pactado con anterioridad, la entidad bancaria puede cambiar algunas cláusulas del contrato que tienes que valorar. En ocasiones, el tipo de interés aumenta o las comisiones por amortización parcial o total se modifican. Son aspectos importantes que te debe indicar de antemano el banco.
¿La carencia es beneficiosa para ti?
Como has podido ver, este periodo te ofrece ciertas ventajas, pero también tiene contrapartidas. Únicamente te recomendamos que hagas uso de esta posibilidad si aparece un imprevisto que te dificulta el pago de las cuotas. También puede ser de utilidad si temporalmente pierdes tu empleo o te encuentras en un escenario desfavorable económicamente.
Sin embargo, si notas que las cuotas son demasiado elevadas para tus ingresos, te recomendamos que trates de renegociar con el banco. Ten en cuenta que en ese caso, tras la carencia empezarías a recibir cuotas aún más elevadas que te costaría más abonar. Por tanto, tener un respiro de unos cuantos meses no es la solución.
Aumentar la duración del préstamo, aunque conlleve mayores intereses, sí puede hacer que las cuotas se reduzcan y tengas una mayor tranquilidad. Además, si vienen tiempos mejores, siempre puedes amortizar anticipadamente algunos plazos para volver a disminuir la duración.
Qué ganan las entidades financieras con esta práctica
Como has leído en las líneas superiores, en un primer momento los bancos parecen salir perjudicados, ya que no cobran durante un tiempo. Sin embargo, el aumento del coste total del crédito es una razón más que suficiente para que les interese concederte esta opción.
Además, ofreciendo un periodo de gracia se disminuye en gran medida el riesgo de impago, algo que es fundamental para el modelo de negocio de cualquier entidad de crédito. Por lo cual, dar una carencia a los clientes parece una buena solución para no perder dinero.
Ahora ya conoces que un préstamo rápido o cualquier otro tipo de crédito puede disfrutar de un periodo de carencia. Durante este tiempo tendrás la oportunidad de mejorar tu situación económica mientras te ahorras una parte o el total de las cuotas. No obstante, no siempre es la mejor solución aplazar el pago de los recibos.
Si quieres seguir aprendiendo sobre hipotecas y préstamos, te recomendamos este artículo sobre la hipoteca fija o variable.
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